A las puertas de unas próximas elecciones he querido volver a reflexionar sobre estas dos actividades, a primera vista tan alejadas. Cuenta el historiador griego Heródoto (Historia I, 94) que en Lidia, en tiempos de Atis, hubo una gran hambruna. El rey hizo entonces una propuesta al pueblo: un día comerían y al día siguiente jugarían a los dados. Así, explica Heródoto, fue como los lidios resistieron 18 años de carencias, alimentando cuerpo y espíritu, consiguiendo a través del juego conectar con el placer, la emoción y el reto por encima de las condiciones más adversas.
¿Qué es más antiguo, el juego o la política? ¿Acordar las reglas de un juego o acordar las reglas de la convivencia del grupo? Podríamos discutir durante horas, y posiblemente tan solo nos pondríamos de acuerdo en una sola cuestión: cuando hablamos de «el juego» y «la política» hacemos referencia a dos esencias humanas; a dos actividades ligadas intrínsecamente a nuestra condición más profunda de seres humanos. Y es en ese espacio de encuentro donde se están produciendo fenómenos nuevos e interesantes.
En su esencia, el juego es un lenguaje universal más allá de culturas y de épocas. Se ha jugado siempre y en todas partes, porque la pulsión del juego forma parte de la esencia humana.
En segundo lugar, la política. La esencia profundamente social de la especie humana nos ha llevado a vivir en comunidad. Somos, ante todo, seres sociales. En este sentido, la política aparece estrechamente ligada a nuestra actividad relacional y hace referencia a todas las actividades que llevamos a cabo para garantizar nuestra supervivencia en comunidad.
Política y juego, juego y política; ¿cómo se entremezclan ambas realidades? Si bien con mayor o menor intensidad, a lo largo de nuestra historia siempre han estado más unidas de lo que a veces nos parece: el componente transgresor del juego ha sido usado en política, y a menudo la política se ha servido del juego para sus objetivos: aquí tenemos el ejemplo de la II Marató de Comunicació «Eleccions Catalanes. 15 idees per 15 dies de campanya».
Actualmente podemos ver dos dimensiones distintas donde juego y política se mezclan: la primera hace referencia a los juegos como herramienta para conocer y aprender la política; la segunda, quizás más compleja, nos remite al juego como un poderoso recurso en manos de los actores que interactúan en el sistema político.
Han sido muchos los expertos que han reflexionado acerca de las similitudes entre la necesidad de definir y acordar las reglas en un juego (como el ajedrez) y la necesidad de que todo sistema político sea dotado de unas normas estables, conocidas y aceptadas por todas las partes. Cuando no es así, el abuso de unos hacia otros está asegurado: como en el partido de croquet imaginado por Lewis Carroll en Alicia en el País de las Maravillas, donde la ausencia de reglas y la imposición arbitraria de una reina despótica, impiden el juego.
El juego nos permite crear sentimiento de grupo, vínculo, porque el juego genera complicidades que amplifican la comunicación vinculando emocionalmente a los que juegan juntos. Si la política y sus actores han necesitado siempre comunicar, darse a conocer y acercarse, ahora que la brecha entre políticos y ciudadanos se ha hecho más profunda, esta necesidad se hace más inmediata y urgente.
Encontramos juegos vinculados a la política desde 1935 como el Game of polítics de Oswald Lord o Diplomacy de 1954, que incluye una negociación, gran innovación en los juegos de tablero de la época y que actualmente cuenta con dos versiones online del juego (aquí y aquí). Pero es con la eclosión de los videojuegos en donde este tipo de juegos adquieren una mayor relevancia. Os dejo aquí estos dos links donde podéis encontrar una muestra de estos juegos a los que me refiero: Jocs de política y Juegos políticos.
Sea como sea, en formato tablero, cartas o videojuego, en cada uno de ellos se nos plantea una situación diferente relacionada con la política: llegar a ser presidente, conocer las propuestas de un candidato, hundir un gobierno des de la oposición, organizar una ciudad desde un ayuntamiento, conseguir aprobar una ley… El juego se convierte así, para unos y otros, en una herramienta muy atractiva y eficaz para transmitir ideas y provocar cambios sociales tangibles.
Yo misma he tenido la oportunidad de desarrollar juegos con este objetivo. Uno de los más singulares, es el juego PROCESO para la Escuela Nacional de la Judicatura de la República Dominicana. En él, aspirantes a juez, jueces, fiscales, abogados y policías han podido vivenciar el cambio mental que significa la aplicación, en su país, de su nuevo código penal: Primer torneo del Juego educativo El Proceso.
Nosotros, este domingo, ponemos en juego el futuro próximo de nuestros pueblos y ciudades. Cada uno jugaremos nuestras carta y con el resultado deberemos jugar otras muchas partidas. A mi parecer, sin abandonar el juego, ni romper la baraja. SUERTE!
Aquest segon post m’agrada molt. Actual, reflexiu i amè . . .
Hola Imma,
Que bueno que ha sacado un blog para compartir con nosotros sus post, que honor que nos ponga como ejemplo con el juego proceso de la Escuela Nacional de la Judícatura, tanto para nosotros como escuela y como país nos honra con su mención.
Un abrazo y saludos a todos por allá!
Genia! Actualitat, reflexió i recursos. Això pinta molt bé. Volem més (joc i ètica, joc i bellesa, joc i relació, joc i diversió…).
Petons
Cuanto desearía que nuestros políticos fueran buenos jugadores, pero para ganar en favor de los ciudadanos. Buena suerte en las elecciones y que gane el pueblo!!!
Excelente post Imma.
Exel·lent!
Comparteixo la idea de que aquest blog serveixi per escampar la idea de que la política com la vida mateixa és un joc ple de partides.
Espero amb ànsia la propera setmana!
Estoy de acuerdo contigo IMMA que POLITICA Y JUEGO O VICEVERSA se han entrelazado desde la antiguedad. Persoalmente creo que es más la política quien se ha servido del juego para crear cercanía y proximidad respecto a los ciudadanos. Ámbos cumplen requisitos comunes: tienen unas reglas , que se deben conocer de antemano, y jugar respetándolas. Y CUALQUIERA DEBE ADMITIR SABER PERDER CON DIGNIDAD. Y bajo ningún concepto admitir el juego sucio.
Solo, a mi parecer, cuando el juego cansa, lo interrumpes, lo guardas, y continuarás otro dia. En política no puedes hacer eso. Te debes a tus ciudadanos, Tu esfuerzo ha de ser continuo para la mejora general. Si has entrado en política ya debes saber eso de antemano.
Really interesting ideas and activities. Just one more idea that I propose for reflection: if in a playgroup one cheats with the rules of a game one is normally quickly exluded from that game, yet this doesn’t seem to apply to the game of politics.
Congratulations for stimulating our reflection on politics and on play.
Seseges inspirada, endevant, com els clàsics