Este post es la tercera entrega de una serie de entradas dedicadas a difundir la ponencia que ofrecí en la Jornada Académica, Lúdica y Cultural «Identidades Lúdicas de todos los tiempos y culturas» 2012, organizada por la Asociación IPA Argentina el agosto pasado. Tal y como expliqué de forma extensa en el primer post de la serie, mi intervención consistió en una conferencia grabada en Barcelona, la cual estuvo dividida en 10 preguntas. Siendo pues este el tercer post de la serie, toca dar respuesta a la tercera pregunta: ¿qué características de un juego son las que perduran en el tiempo?
Jugando, jugando, de pequeños aprendemos a hacernos mayores. Jugando, Jugando, hacemos crecer nuestro espíritu, ampliamos el campo de nuestra visión, de nuestro conocimiento. Jugando, jugando, hablamos y escuchamos, despertamos a aquel que estaba dormido, ayudamos a ver al que no sabe o al que han tapado la vista. Antoni Tàpies.
Para definir las características del juego podríamos hacer dos recorridos. Por una parte, aquella visión que propone Jean Piaget en sus estudios sobre psicología evolutiva: cómo el juego va evolucionado en función de las características propias de cada edad, cada etapa del ser humano:
a) Hablamos primero de juegos de ejercicio (todos aquellos juegos sin objetivo aparente, de repetición, que hacemos por el simple placer de jugar);
b) Luego aparece en seguida el juego simbólico, de imitación (el mundo del “como si”, el hacer simbólico algo que no existe);
c) Para acabar, nos encontramos con los juegos de reglas (el echo de someternos al azar, a unas instrucciones, una manera de jugar… el reto y la sorpresa que estos elementos entrañan). Estas son tres categorías que reflejan una serie de características del juego. Se trata sin embargo de tres tipos de juegos que no desaparecen cuando aparece el seguiente, sino que los vamos poniendo en nuestra mochila con el objetivo de enriquecer las distintas maneras de jugar, de practicar actividades lúdicas.
Hay otro recorrido también muy interesante, que es el que propone Roger Callois en su libro La teoría de los juegos: Callois nos habla de 4 actitudes lúdicas que empujan a los seres humanos a jugar. Se trata de actitudes muy fuertes, que son la esencia del juego a lo largo de toda nuestra vida:
1) Alea: el azar, aquellos juegos en los que dejamos nuestra suerte a merced del destino. Todo depende del azar, no de nosotros mismos (tiramos un dado y… ¡sale lo que sale!).
2) Agon: los juegos de competencia. Se trata de juegos en los que competimos, pero sin dejar nuestra suerte en manos del destino: ponemos a trabajar todas nuestras habilidades para conseguir superar el reto que se nos propone.
3) Minicry: el juego simbólico. Se trata de juegos basados en imitar, representar, imaginar.
4) Ilins: los juegos de vértigo. Todos aquellos juegos relacionados con la transgresión, la superación de retos… aquellos juegos que nos ponen el mundo del revés, hacen que nos saltemos las reglas.
Estos 4 tipos de juego están permanente en unión unos con otros, y son los que conforman las diferentes formas de jugar que vamos a experimentar a lo largo de toda nuestra vida.
Sin ánimo de ser exhaustiva, termino con una lista de palabras con las que definir las características del juego: la curiosidad, la transgresión, la sorpresa, el reto, la imaginación, la superación y el éxito.