Este post es la cuarta entrega de una serie de entradas dedicadas a difundir la ponencia que ofrecí en la Jornada Académica, Lúdica y Cultural «Identidades Lúdicas de todos los tiempos y culturas» 2012, organizada por la Asociación IPA Argentina en agosto de 2012. Tal y como expliqué de forma extensa en el primer post de la serie, mi intervención consistió en una conferencia grabada en Barcelona, la cual estuvo dividida en 10 preguntas. Siendo pues este el cuarto post de la serie, toca dar respuesta a la cuarta pregunta: ¿los juegos son reflejo de los modelos que ofrecemos los adultos?
Los niños van construyendo su identidad de género de acuerdo con la cultura donde les ha tocado vivir y normalmente por imitación a los modelos más cercanos. En familias muy estereotipadas, los niños y las niñas construyen más rígidamente sus papeles que en otras más abiertas.
Los juegos y juguetes son el reflejo de la sociedad que los crea. Son metáforas del mundo real. Jugar e imitar son dos caras de la misma moneda. Por eso son tan importantes los modelos que ofrecemos a nuestros niños: los niños aprenden a conocer el mundo y al resto de los seres humanos imitándolo y recreándolo.
Los niños juegan a papás y mamás imitando a sus padres, o juegan a escuelas con el referente de sus maestros. Este es un hecho muy importante, sobre el que debemos reflexionar. Por lo tanto, juegan con armas porque imitan a los adultos, quienes organizamos guerras como método para resolver nuestros conflictos. Hay imágenes duras que demuestran esto, como aquellas de la Guerra Civil española en las que se ven a niños jugando a fusilar. Hoy en día no vemos niños que jueguen a fusilar; pero sí que vemos niños tirando bombas, niños jugando a imitar armas como las que hoy se usan.
Los juegos de los niños son el espejo del mundo real. A veces los adultos nos lanzamos a querer cambiar ese mundo prohibiendo los juguetes bélicos; pero eso es como intentar cambiar el espejo, la fotocopia, sin pretender transformar en serio el mundo real, el original. Lo explica muy bien Ma. Aurelia Capmany, escritora catalana, en un artículo titulado “Cómo desarmar a un niño”. Según Ma. Aurelia, la mejor manera de conseguir que los juegos de los niños entrañen un simbolismo positivo es que el mundo real que les ofrecemos sea un mundo rico en creatividad y cooperación. Un mundo en el que las personas resolvamos nuestras diferencias y conflictos de manera humana y civilizada.
No sé si me recuerdes, Imma, pero coincidimos en el Congreso Internacional de Ludotecas de Lisboa hace ya varios años. Es siempre para mi un gran gusto ver con cuanta claridad expones las virtudes e importancia del juego. Yo tengo un blog con una recopilación de noticias lúdicas intitulado «Jugando en latinoamérica» al que espero alguna vez tengas tiempo de asomarte. Mientras va un gran saludo desde México: Inés Westphalen Ortiz.
Inés que placer!! Ahora mismo me sumerjo en tu blog http://ludobloglatinoamerica.blogspot.com.es/
Encantada de mantenernos en contacto y compartir el placer y la pasión por el juego.
¡Gracias Imma!
Ahora puedes encotrarme también en facebook bajo el mismo nombre: Jugando en Latinoamérica.
Un gran abrazo desde México:
Inés.
Mira, aquest m’ha emocionat i tot… 😉
Gràcies!
És què aixó de jugar és una cosa molt profunda que connecta dins nostre, ment, cos, cor i esperit.
Feliç emoció!